A los veteranos
Estimado y honrado veterano:
Un momento único en la historia Americana, el 7 de diciembre del 1941, permanece para siempre como “un día de infamia”. En respuesta al reto de ese día, usted y millones de sus compatriotas orquestaron una fuerza por la justicia sin precedentes en la historia humana. Ustedes dejaron sus hogares, sus fincas, sus industrias y sus escuelas para levantar sus armas y combatir los vientos de la tiránica guerra que soplaron sobre los continentes, océanos e islas del mundo.
Desde Tunisia al Mar de Coral, desde Monte Casino al Atlántico del Norte, desde las junglas de Burma al aire sobre Berlín, desde Iwo Jima a Normandía y a lo largo del frente en casa, los hombres y mujeres en uniforme – ya fuera en fatigas verdes o uniformes blancos de hospital – lucharon desinteresadamente para terminar con un arrasador terror global.
Se enfrentaron al enemigo en el campo de batalla donde sus botas se congelaron en el terreno invernal o se derritieron en el calor de la selva; confrontaron al enemigo de la Democracia bajo las olas y sobre las nubes; le hicieron frente a los opositores de la libertad a costa de su propia libertad – experimentaron la brutalidad de los campos de concentración y la crueldad de Bataan…y aún peor. Sin embargo, a través de todo esto, resultaron victoriosos sobre los malvados que nunca pudieron saborear la victoria porque los Americanos estaban prestos a izar la bandera de la libertad.
De los 16 millones de Americanos que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial, más de 400,000 de sus compatriotas hicieron el sacrificio máximo sobre el altar de la libertad, y casi 700,000 soldados, marineros, pilotos y Marines regresaron a sus hogares heridos o incapacitados. Desde entonces, diez millones de veteranos de la Segunda Guerra Mundial se han despedido de esta vida y ahora descansan en honor eterno.
Por su valor y fortaleza, a través de su amor por la paz y su fe en la libertad, los enemigos de la libertad aprendieron sobre la afilada navaja de la justicia que los ciudadanos Americanos – soldados – hombres y mujeres – no permiten tiranos y agresores.
La misma determinación sin egoísmo y propósito de misión que inspiró a los GI’s Americanos a sobreponerse a los obstáculos de la guerra y construir una nueva paz, les inspiraron a reconstruir a América junto a sus compañeros. Su compromiso con nuestro país encendió una flama de honor que permanece encendida. Hoy, la antorcha de la libertad, alimentada por sus desinteresados sacrificios realizados hace ya tantas décadas, brilla como un farol de esperanza a través del mundo.
Aunque nunca solicitaron que se dijeran las palabras, es hora de que escuchen a América decir “Gracias”. Gracias por todo lo que disfrutamos hoy como ciudadanos de una gran y próspera Nación; gracias por un país bendito con numerosos derechos y libertades que nos hacen únicos – y envidiados – en el mundo entero; y gracias por poner en riesgo sus vidas por los nobles principios de la democracia que son tan inmutables hoy como cuando se fundó nuestra Nación hace 227 años, y tal como eran hace 60 años cuando ustedes se sostuvieron firmes en su defensa.
A nombre de una Nación agradecida, les saludo.
/s/ Anthony J. Principi
Secretario de Asuntos del Veterano
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